Poco a poco nuestros hijos van creciendo, se van volviendo cada vez más independientes aun que muchas veces nosotras mismas impidamos esto sin darnos cuenta. Llega una edad que ellos desean hacer todo por ayudarnos pero su limitada fuerza física obstaculiza y en algunas ocasiones frustra el hecho de querer ayudar.

Normalmente hubiera pegado un gran grito y hubiera terminado en llanto esa escena pero se me cruzo la idea que mi pequeño hijo puso su mayor esfuerzo en sacar el coche y aproximarlo a la casa.
Lo rescatable de esta historia es ver dentro de alguna cosa diaria que nos pasan con nuestros pequeños la gran voluntad y las ganas que ponen ellos en querer ayudarnos, dejemos que se vuelvan independientes obviamente con una supervisión.
Una reflexión que quizá a muchos nos pasó en algún momento de nuestras vidas. A seguir sonriendo.